La hipnosis clínica es una herramienta que utilizo frecuentemente en terapia.
Aún hay muchas personas que desconocen este método y siguen existiendo muchos mitos alrededor de él.
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Los ejemplos son innumerables pero el principal objetivo siempre será el cambio. La hipnosis clínica se utiliza para aquellos procesos terapéuticos donde el paciente tiene dificultades para realizar cambios y se queda atrapado con una sensación de no poder llevar a cabo aquellas prescripciones que el terapeuta le sugiere.
Algunos claros ejemplos de cambios que puede ayudar a producir la hipnosis son los siguientes:
La hipnosis clínica es una herramienta que algunos psicólogos sanitarios utilizamos durante la terapia para ayudar a producir cambios significativos de forma rápida y profunda en la persona.
No existe una definición rigurosa de lo que es la hipnosis y que recoja todas sus características. Algunos psicólogos como Giorgio Nardone hablan de ella como una experiencia que se da en la vida de los seres humanos y que supone un estado alterado de la conciencia que nos acompaña en la forma que tenemos de relacionarnos con nuestra realidad cotidiana.
Normalmente, nos referimos a este estado alterado como trance. Durante el trance, se modifican la atención, la percepción y la lógica de la mente; siendo posible que suceda en cualquier momento de nuestro día a día. Un buen ejemplo de ello es cuando realizamos una tarea que nos resulta automática como conducir, escribir o fregar los platos. Cada trance es diferente y en cada uno de ellos nuestra conciencia se ve alterada.
¿Cuántas veces has conducido con el coche hasta casa y cuando has llegado no eres capaz de recordar cómo lo has hecho? A veces, parece que la mente se hubiera dividido y que uno mismo hubiera estado pensando en sus preocupaciones del día mientras que otra parte de nuestra mente más inconsciente nos hubiera guiado hasta casa sin apenas haberlo percibido. Como si la atención se hubiera dirigido a ese problema que tenías que resolver al llegar a casa y, sin embargo, no te hubieses dado cuenta de todas órdenes ejecutadas por tus manos y piernas para llegar a salvo.
Así pues, los estados alterados de conciencia se pueden dar de forma natural o también se pueden inducir, teniendo todos una base neurofisiológica diferente. Nuestra Mente Consiciente y nuestra Mente Inconsciente van alterando nuestra experiencia permitiéndonos continuar y gestionar nuestro día a día. En este baile entre lo consciente y lo inconsciente es donde los terapeutas, durante la hipnosis clínica, buscamos provocar ese trance que permite a la persona encontrar dentro de sí misma los recursos que le ayudarán a resolver el problema en dirección a la solución deseada.
El origen de la hipnosis clínica moderna se podría establecer tan atrás como cuando el hombre ya comenzó a intentar ayudar a sus iguales para curarles o sanar sus dolencias. Ha adquirido a lo largo de la historia formas y nombres diferentes y ha sido utilizada con fines terapéuticos, adivinatorios o místicos; aprovechando la capacidad sugestiva que tienen todas las personas para inducir cambios en sus vidas.
Fue el médico vienés Antón Mesmer (1734-1815) quien, a finales del siglo XVIII, inicia el estudio de la hipnosis intentando sistematizar una teoría general dentro del contexto científico. Desde entonces, diferentes científicos y escuelas continúan con la teorización y práctica de la hipnosis en contextos terapéuticos, (pasando por diferentes modelos teóricos y protocolos de intervención) hasta llegar a los inicios del siglo XX donde aparece Milton Hyland Erickson (1901-1980) que introduce la Hipnosis Naturalista o Ericksoniana y al cual se puede considerar el padre de la hipnosis clínica moderna que se utiliza actualmente en diferentes modelos técnicos de psicoterapia.
Culturalmente, la hipnosis se ha visto envuelta en un halo de misterio siendo asociada a la manipulación, la pérdida de control y las experiencias esotéricas y sobrenaturales. Por ello, a continuación se enumeran algunas afirmaciones erróneas para poder derribar los mitos que existen todavía en la actualidad.
Para iniciar una hipnosis no se necesita ninguna herramienta ni entorno en particular para poder llevarla a cabo. Basta con estar sentado en una silla y seguir las instrucciones del terapeuta. No es necesario un lugar silencioso o un diván como comúnmente se suele creer.
Normalmente, el psicólogo te dará algunas órdenes a cumplir para poder ayudarte a iniciar el trance. Estas instrucciones suelen ser cosas muy sencillas como cerrar los ojos, realizar respiraciones profundas, poner atención a determinados estímulos, mover alguna parte del cuerpo o evocar algunas sensaciones.
Una vez inducido el trance, es cuando la Mente Inconsciente puede surgir con más facilidad. En este estado, el terapeuta seguirá dándote indicaciones para que tu Mente Inconsciente pueda manifestarse de diferentes formas con imágenes, recuerdos, sonidos o cualquier sensación en general. Este afloramiento de la Mente Inconsciente se produce de forma controlada y protegida consiguiendo que la experiencia vivida por el paciente sea totalmente segura y dirigida hacia un objetivo concreto que se ha acordado previamente al proceso hipnótico.
El terapeuta puede ir anotando aquella información que surge de la Mente Inconsciente pero no se intentará interpretar esta información ya que el lenguaje de la Mente Inconsciente es muy distinto al de la Mente Consciente. Lo importante es que durante el trance se producen cambios profundos en la mente de forma automática.
Cuando el terapeuta y paciente se han asegurado de que se ha llegado a un buen puerto después de los cambios producidos, se inicia el proceso de salida del trance volviendo la persona a un estado habitual de conciencia.
Una vez terminado el trance, el psicólogo suele terminar la sesión dando alguna indicación particular y se despide del paciente hasta la próxima cita. En los próximos días, el paciente no debe estar atento ni hacer nada en particular más allá de la indicación dada por el terapeuta. Los cambios en la vida del paciente se suelen dar de forma automática y muchas veces pasan desapercibidos. Será en la siguiente sesión cuando el psicólogo evaluará los efectos y variaciones producidas debidos a la hipnosis clínica.
Como se ha mencionado anteriormente, la hipnosis clínica es una herramienta y no una terapia en sí. Por ello, es el terapeuta quien valora si es necesario utilizarla en el proceso terapéutico.
Antes de proponer una hipnosis clínica, el psicólogo valora las diferentes posibilidades de conseguir los objetivos planteados por el paciente y, en algunas ocasiones, la hipnosis aparece como una herramienta eficaz para conseguirlos mientras que, en otras ocasiones, se desestima su uso por que existen otros métodos más rápidos y sencillos. Siempre se informa previamente al paciente, se le explica en qué consiste el proceso y se consensua con él si quiere utilizarlo o no.
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